CRIA CUERVOS
Pasaban tres minutos de las doce de la noche. Sus hijos ya no la llamarían para felicitarla por su cumpleaños y lágrimas de amargura le inundaron los ojos. Sobre la mesa, intacto, el puré de lentejas del almuerzo y dos paquetitos envueltos primorosamente. Los abriría mañana. O pasado mañana. Demasiado sabía ella lo que contenían: una bufanda y un bote de colonia. Y lo sabía no porque fuera adivina, sino porque ella era una vieja tonta que se engañaba a sí misma tratando de justificar el desinterés de sus hijos. Pero para su próximo cumpleaños, prometió regalarse algo más original.
Autor: Trini Pestaña Yáñez
Martos (Jaén)