DUDAS
El lunar o el tumor podían ser del tamaño de una lenteja, depende de la elección el microrrelato podía ser romántico o ser un drama. Pero esa solución no daba protagonismo a la legumbre, ésta solo lo alcanzaría si la historia hablase de una receta. Cabía la posibilidad de que apareciese en el dicho “lentejas si quieres las tomas o si no las dejas”, pero era muy manido. Seguramente, otros ya pensaron en esa idea. Se trataba de ser original. El cuento podría ser escatológico, amparándose en la flatulencia del alimento. O podía rememorar el pasado, nombrar a la abuela, añorar su cocina, volver a la infancia. Se podía nombrar lo de la costumbre italiana de la Nochevieja, esa de comer lentejas en vez de uvas. También estaba lo del pasaje bíblico pero, ¡uf!, nunca me gustó que Jacob se aprovechase de un hambriento (¡eso entre hermanos no se hace!). Una solución rastrera sería nombrar la procedencia de la lenteja, pues su consejo regulador eran los organizadores del concurso. Lo bien cierto, es que era el último día para enviar el microrrelato, era su cumpleaños, le estaban esperando para soplar las velas y ya había llegado a las doscientas palabras.
Autor: Maximiliano Jarque Blasco
Valencia