I.G.P. Lenteja de Tierra de Campos

Segundo Premio: «Eterno retorno»

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Narrado por David Sentinella

Cuando era adolescente había una tienda de ultramarinos en mi calle, su propietario era un chico del que estaba muy enamorada. En la puerta había sacos de legumbres y, todas las mañanas, cuando volvía del colegio, metía la mano en el saco de lentejas y sacaba un puñado que luego guardaba, arrebatadamente, en un bote de cristal.

Esa acción me acercaba a aquel chico de una manera casi amorosa.

Pero el tiempo todo lo puede, y yo acabé el colegio, y dejé de pasar por allí y de meter la mano en el saco de lentejas. Pero hace unos días volví a mi ciudad y pasé por esa calle donde aún estaba la tienda, aunque sin sacos a la puerta.

Sin pensarlo entré y vi a un señor detrás del mostrador.

–¿Ya no tienen sacos de legumbres a la puerta? –le pregunté.

–Los tuve ⎼respondió sonriendo⎼ pero había una chiquilla que todas las mañanas me robaba un puñado de lentejas.

–¿Cada mañana? ¿Y por qué no le dijo nada?

–Porque me gustaba mucho, pero quise esperar a que creciera… y un día desapareció.

–Quizás –dije temblando– debería volver a sacar los sacos a la calle.

Alberto Palacios Santos, de Salamanca